domingo, 26 de diciembre de 2010

Castigo y perdón

Se alegra la gente por la condena a Videla. Crueldad legitimada. No hace falta ser el papa, un gran rabino o un ayatollah para advertir que el sufrimiento con la desgracia ajena involucra una cierta cantidad de sadismo. El sistema jurídico-penal no está para administrar venganzas: está para pronunciarse acerca de responsabilidades. Ahora se comprueba la que tuvo Videla en el asesinato, la tortura y el secuestro de miles de personas: ¿es dicha condena un motivo de alegría? La ocasión encierra una paradoja: si se festeja la sentencia, se cree en el sistema judicial y se acepta que ella determina una culpabilidad, es decir, una comprobación: ¿se alegra entonces alguien de que se haya constatado el crimen más ignominioso de la historia del país? ¿Cómo un hecho motivado por la maldad más pura puede motivar algún festejo? Es como si el sistema judicial tuviera un solo objetivo: por la vía de la clarificación de un crimen, tornarlo de una tragedia a un triunfo. Si no hubiera habido golpe de Estado, no habría habido administración de justicia respecto de los responsables de los crimenes que se hubieran cometido en ese período y no habría habido hoy ninguna fiesta. Las celebraciones acerca del juicio son una especie de irresponsabilidad metafísica.

21 comentarios:

  1. Mmmmmm, es un tema: yo en general creo que hacer tanto escándalo con el tema de encerrar viejitos de diez mil años que ya no pinchan ni cortan demuestra que la concepción que tenemos del castigo y de la justicia (hablo de Argentina hoy, aunque creo que se puede extender al resto del mundo occidental por lo menos) es efectivamente la del talión. Digo, nadie está pensando en reeducar a Videla o a Massera para que vuelvan a ser miembros funcionales de la sociedad (que es la idea que sostienen en general los progresistas sobre la función de las cárceles).

    Ahora...tampoco hay que ser tan complaciente con el supuesto progresismo: no es tan claro que la única idea relevante de castigo sea la de la rehabilitación, parece que algo como "el que las hace las paga" siempre está presente (si no, no hay razones para no condenar chivos expiatorios, por ejemplo). De manera que, si pensamos que hay algo importante ahí, y que la justicia tiene que castigar al que delinque, y que entonces ese es el buen funcionamiento de la justicia, no es ninguna locura alegrarse de que la justicia ande bien. Especialmente en un país donde suele ser tan lenta.

    Le daría un cierre al comentario pero estoy quemadísima.

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  2. Che, malísimo el contrafáctico final. Por un lado, es aplicable a cualquier crimen: obviamente, si no hubiera existido, no habría nada que juzgarse y mucho menos condena que festejar. ¿Con eso qué? Por otro, si es metafísicamente irresponsable celebrar un hecho que es consecuencia de la dictadura, tampoco podría uno hacerlo por la recuperación de un nieto. Raro.

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  3. Estoy de acuerdo en que es aplicable a cualquier crimen. No creo que una sentencia deba ser, en general, motivo de alegría.

    Respecto de la recuperación del nieto: buena objeción. Pero me lleva a una pregunta. Supongamos que hay un sujeto X que se sospecha puede ser un nieto, ¿lo deseable es el que el examen de ADN compruebe o rechace la hipótesis? Podemos incluso pensarlo con los Noble. ¿Queremos que sean hijos de desaparecidos? Yo no, en absoluto.

    Es también paradójico: quiero que aparezcan todos los nietos secuestrados, pero no quiero que aparezcan más, porque cada uno de ellos constata, de nuevo, que se cometió un crimen atroz.

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  4. Esa pregunta está pésimamente planteada. Uno no anda por el mundo queriendo que las personas sean hijas de desaparecidos, sino que se identifique a quienes fueron secuestrados (y secuestradores), que se reencuentre una abuela con su nieto biológico, que una persona sepa acerca de su familia original.

    Más allá de eso, según tu criterio, también fue metafísicamente irresponsable festejar el retorno de la democracia.

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  5. En relación al comentario de Tamara: puede ser. Estamos en un momento de la historia en que, de todos modos, no sé si es preferible el poder de corrección sobre el poder de vida y muerte. Pero puede ser, es cierto que siempre está la idea de que "el que las hace las paga".

    Por otro lado, en relación al post de Gelly: ¿no es una visión un poco ingenua del derecho?

    Me pregunto: ¿creemos que la justicia administrativa tiene efectivamente el poder de dar realidad a un acto criminal del pasado? Me parece que das por sentado que la justicia tiene que ver con la verdad, como si un crimen fuera más cierto por haber sido reconocido por el poder judicial.

    Incluso aceptaría más la idea de que hace falta creer que la ley dicta verdad para que la ley funcione, un "como si" kantiano. Pero de ahí a creer que la justicia dicta verdad, al punto de condenar un festejo por una sentencia como si esa sentencia efectivamente hubiera sancionado la realidad de los actos cometidos previamente, me parece un poco excesivo.

    Si el post es sencillamente un llamado humanista, no tengo nada importante que decir. Pero creo que se filtra eso que decía antes.

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  6. Mustard, "toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario". No sé cuánto peso tiene eso, pero es toda una declaración de intenciones, por lo menos.

    Los actos del pasado, o los hechos, pueden tener toda la realidad que quieras. El problema no es ese, sino cómo se los conoce. La justicia es una vía de reconocimiento de hechos pasados.

    Anónimo, ¿por qué no hacés el favor de ponerte un nombre, así se te puede dirigir la palabra de una manera más precisa, y a la altura de tus agudos comentarios?

    Dado que no sabemos cuántos nietos fueron apropiados, sería deseable que no apareciera ninguno más, ¿no te parece? Cada nieto que aparece es un bebé robado. Si supiéramos que fueron, digamos, 500, entonces sí sería bueno que aparecieran todos los posibles. Pero no en la situación actual, me parece. Repito, es un sentimiento doble: me alegro cuando aparece uno, pero a la vez me entristezco porque se verifica un caso más de secuestro y robo. Y porque pienso en el calvario por el que estará pasando esa persona; de hecho, es la mejor manera para pensarlo: a alguien le dice que es hijo de desaparecidos. Por un lado, se alegra por conocer a sus abuelos y por recobrar su identidad, pero por el otro ¿no se angustia como nunca antes en su vida?, pensando en el destino de sus padres, en el engaño, en sus padres adoptivos, etcétera.

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  7. Y lo del retorno de la democracia no tiene nada que ver, porque de lo que se está hablando es de hechos que constatan o verifican o son casos, directamente, de un hecho criminal. Podría haber usado la expresión "irresponsabilidad gnoseo-metafísica", quizás.

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  8. Tami, sobre tu comentario. A mí no me alegra que nadie vaya a la cárcel, nunca. Entiendo el sentimiento, pero no lo experimento. Más si son viejos. Aunque sea Videla, me da pena la cárcel. Tiene que ver con lo siguiente: estoy en contra de la pena de muerte, en cualquier momento y lugar. No creo que el Estado tenga derecho a matar a nadie. Pero entonces me pregunto: ¿por qué tendría derecho a quitarle la libertad a alguien? Lo entiendo en el caso en que una persona sea efectivamente peligrosa, y aun entonces me hace ruido. Pero Videla ¿a quién carajo le va a hacer qué cosa? No me cierra.

    La expresión misma "juicio y castigo": ¿de qué se está hablando? Es miserable, además de esencialmente anticonstitucional.

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  9. En relación con "en relación al comentario de Tamara": no, no es verdad que estemos en un momento donde es preferible "el poder de vida y muerte" (whatever that means, estoy imaginando que entendés por eso lo que yo entiendo por ley del talión, "el que las hace las paga", etc) sobre el poder de corrección. Me parece que en nuestra sociedad hoy es mucho más importante el problema de generaciones y generaciones que terminan en el delito perdidas por la pobreza, y que no parecen tener salida, que el de condenar a los 5 o 6 viejitos que queden de la dictadura; sin pretender ningunearlo, es una cuestión menor al lado del hecho de que tenemos chicos de 16 años matando por 20 mangos con los que no sabemos qué hacer.

    Toda la parte de que la condena le dé realidad al delito yo supuse que era retórica, metafórica o ignorable: el mundo no funciona así, las cosas pasan independiente de lo que decidamos hacer después con ellas, es más que obvio.

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  10. Tami, no estoy de acuerdo con la consideración acerca de las prioridades porque en ese caso habría que cerrar el Colón para usar esa plata para hacer comedores escolares, y así con todo hasta que no haya un solo desnutrido en la Argentina.

    Por otro lado, repito: no se trata de que los hechos ocurran o no, sino de que la justicia es una de las vías que tenemos para constatar si lo hicieron. Una sentencia comprueba un hecho, y seguramente habrá alguien que diría que hasta lo produce.

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  11. Sobre esto último, "gelly", que lo vi recién (dios, cómprense todos un par de gónadas y pongan sus nombres reales): entiendo tu punto, justamente tiene que ver con la primera parte de lo que yo puse. Hay varias formas de justificar el castigo a los viejos milicos, igual, y hay por lo menos una que no tiene que ver con la venganza: yo con el castigo creo que tiene más sentido ser un utilitarista de la regla que del acto. O sea: tenemos que sostener la ley o el aparato legal que dice "si matás gente vas preso" porque la gente que mata es peligrosa. No podemos andar meditando "quién es más peligroso": hay que sostener la regla, obviamente con excepciones razonables (defensa propia, demencia, etc), pero Videla o Massera no son excepciones de ningún tipo. Esto también tiene agujeros, seguro, pero digo, yo desde ese lugar justifico que se los castigue. Si creés que cualquier tipo de castigo es injusto y una violación de los derechos, tu posición tiene sentido. La pregunta es qué proponés a cambio para que no nos matemos entre todos.

    No obstante, otra vez, todo esto tiene el problema del chivo expiatorio: si la función del castigo es disuadir de cometer delitos, ¿por qué no nos parece bien castigar gente inocente? En algún lugar siempre se va a colar la idea de justicia como pagar por las propias culpas. Es más interesante, creo, sostener la importancia de la rehabilitación del recluso: pero ahí sí lo de Videla y Massera se cae, y es más, casi que no tendría sentido encerrar a gente de cierta edad. No sé cómo se resuelve eso: quizá tenemos demasiadas intuiciones vengativas como para dejar atrás la ley del talión.

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  12. Sobre las prioridades solo lo dije por eso de "estamos en un momento de la historia donde...". Yo no creo que estemos en ese momento de la historia, probablemente ese momento fue la vuelta de la democracia. No este.

    Y lo segundo, sigo en desacuerdo: las condenas no producen hechos. Quizá los constatan, pero no los producen en un sentido causal, que es el único en el que "X produce Y" es un enunciado que dice algo.

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  13. No sé si la ley del talión está en el sisema penal argentino, pero sí en el sentimiento de la gente. "Juicio y castigo" es un consigna que responde enteramente a ello. Yo estoy en contra de pensar la cárcel como castigo, sea quién sea el reo, Videla o un pobre tipo que afanó para comer. Creo que la cárcel solo debe estar por seguridad: de la sociedad si el sujeto es peligroso y del sujeto si se expone a, por ejemplo, ser linchado. Esta última posibilidad justificaría que Videla estuviera preso, aunque un arresto domiciliario sería, me parece, lo más equilibrado.

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  15. El humanitarismo empalagoso de Gelly, guiado por la utopía liberal de un mundo sin coerción, no se compadece del todo con su utopía benhtamita de la pena como comprobación automática del delito.

    A esto se suma su desconfianza liberal innata por las reacciones mayoritarias. ¿La turba sádica celebra los inminentes padecimientos que un indefenso hombre provecto sufirirá en su reclusión o celebra, más bien, la realización de la improbable administración de justicia en un caso casi sin precedentes a nivel mundial?

    Queja, entonces, de una parte, contra el aumento de sufrimiento que supone inevitablemente la pena restitutiva, y, de otra, contra el atavismo que supone la interpretación represiva de la pena ("sin crueldad no hay fiesta").

    Como bien dijo Emilio: "(...) Un acto es criminal cuando ofende los estados fuertes y definidos de la conciencia colectiva (...) La pena consiste en una reacción pasional. Esta característica se manifiesta tanto más cuanto se trata de sociedades menos civilizadas. En efecto, los pueblos primitivos castigan por castigar, hacen sufrir al culpable únicamente por hacerlo sufrir(...) [La pena]No sirve, o no sirve sino muy secundariamente, para corregir al culpable o para intimidar a sus posible imitadores (...) Su verdadera función es mantener intacta la cohesión social, conservando en toda su vitalidad la conciencia común (...) por medio de un acto auténtico sólo puede consistir en un dolor que se inflinge al agente". (Durkheim, 1987 [1893]: 101-127)

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  16. Pablo, sólo quería comentar que pensaba un poco en Durkheim en relación al lugar que ocupar la justicia en la conciencia colectiva cuando escribía mi primer comentario. En fin, me pareció simpático ver tu cita.

    Tamara, no entendiste nada de lo que dije:

    1. Tu planteo sobre las prioridades no tiene ningún sentido: el hecho de que haya chicos de 16 matándose no quita valor a que se sancione otro crimen como la responsabilidades de altos jerarcas militares sobre la violación a los derechos humanos. Resolver un problema no es menos valioso porque quede otro (más o menos grave, no importa) pendiente. Dijiste

    "Me parece que en nuestra sociedad hoy es mucho más importante el problema de generaciones y generaciones que terminan en el delito perdidas por la pobreza, y que no parecen tener salida, que el de condenar a los 5 o 6 viejitos que queden de la dictadura; sin pretender ningunearlo, es una cuestión menor al lado del hecho de que tenemos chicos de 16 años matando por 20 mangos con los que no sabemos qué hacer"

    Realmente, no entiendo por qué un problema le quita valor al otro. Hay algo así como una estructura relativa del valor de los problemas? De qué estamos hablando? Y, yendo un poco más lejos, no tengo el valor para decir que los dos problemas son independientes el uno del otro. Por eso tampoco festejo cuando alguien elogia las políticas de derechos humanos pero se olvida del gatillo fácil.


    2. Por otro lado, cuando hablé de "este momento de la historia" lo hice en referencia a las distintas consideraciones teóricas que han tenido sobre el sistema penal a lo largo de la historia: hoy existen visiones sobre la punición que destacan la fuerza del poder de correción, muy distinto del poder soberano de vida y muerte que encarna, por ejemplo, la pena capital. Ya no vemos las formas del castigo de la misma manera en que se las veía a fines del siglo XIX. Yo no dije que una de esas formas fuese preferible a la otra, lo que dije justamente es que si se trata de elegir entre la ley del Talión o un concepto progresista de la regeneración/correción, no sé con cuál me quedo. Ninguna me genera mucha simpatía.

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  17. Los dos problemas no son independientes en el sentido de que ambos tienen que ver con violaciones a los derechos humanos, y una política de derechos humanos que no ataque el problema del gatillo fácil pero encarcele a Videla es decorativa.

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  18. No sé si decorativa, pero es el menos insuficiente.

    Por otro lado, no sé si un país atravesado por un genocidio, un plan sistemático de reorganización social que impone prácticas nuevas y reestructura por completo la dinámica de una sociedad, puede olvidar a los responsables máximos de esos crímenes y pretender solucionar problemas estructurales que se remontan directamente a esa época. Yo soy más de los que piensan que, a la larga, no tiene sentido castigar a los genocidas si no se combate la exclusión, pero que cualquier plan que pretenda resolver la exclusión no puede llegar a buen puerto si no se basa en una política de consenso alrededor de elementos fundamentales de respeto a los derechos humanos, y eso implica una lectura de la última dictadura militar y un cierre por medio de la aplicación del debido proceso a los imputados.

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  19. Cosqui, estoy de acuerdo. Y muy de acuerdo con lo del debido proceso, como sin duda lo fue este. No discuto, te imaginás, que se los encuentre culpables, y celebro toda la precisión posible que la investigación y la sentencia puedan tener. Lo que no me convence es la condena, para Videla ni para nadie. La cárcel debe ser mucho más puesta en cuestión de lo que lo es habitualmente, y en sí misma, más allá del estado de las cárceles argentinas, que no hace más que agravar el problema de una manera circunstancial.

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  20. Che, esto de no poder citar es re complejo para discutir.
    Mr. Mustard: probablemente no entendí nada de lo que dijiste porque eso de "el poder de vida y muerte" no sé qué quiere decir, lo aclaré. Igual sostengo que 1) Hay problemas más importantes que otros, sí. De eso no hay dudas. 2) En sentido amplio casi cualquier problema del que se ocupe el Estado es un problema de derechos humanos, y en el mismo sentido amplio todos los problemas están relacionados (porque todo tiene que ver con todo). Yo personalmente, por si no se entendió, defiendo que los genocidas vayan a la cárcel (lo puse, lo defiendo porque es la única forma que se me ocurre de disuadir de esos delitos); pero sí creo que el sistema penal argentino tiene otras prioridades en este momento. Y si lo mencioné, otra vez, fue solamente por esa cuestión del momento histórico que no había captado bien, pensé que hablabas de la historia política en la Argentina y no de desarrollos teóricos. Por otro lado, ¿por qué no te genera simpatía la idea de la función rehabilitadora de la reclusión? A mí en cualquier caso me parece utópica y siempre con un toque de mentira, pero suena mucho más defendible que otras concepciones más fuertes. ¿Sos muy foucaulteano o algo así?

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