sábado, 8 de enero de 2011

Juzgar el juicio y perdonar el perdón

Un fantasma recorre la Argentina: el fantasma del alfonsinismo idiota.

Alfonsín era un hombre consecuente. Efectivamente, ya en su campaña proponía distinguir a los militares por su grado de participación en la represión de acuerdo a tres niveles: quienes habían dado órdenes, quienes habían ejecutado y quienes se habían excedido. De estos tres niveles, el nivel medio debía quedar exento de castigo. Frente a gobernantes como Menem, que abandonaron su programa en cuestión de meses, Alfonsín es efectivamente un héroe de la honestidad: nunca nos ocultó su voluntad de perdón.

Alfonsín era un hombre respetuoso de las instituciones. Efectivamente, mostró grandes señales de respeto a la institución militar. Los militares de alto rango fueron juzgados porque, al no iniciarse un proceso en la justicia militar al cabo de un determinado plazo, las causas pasaban a la justicia civil. Qué grande este Alfonso! O no? Error: la cláusula del plazo y la intervención de la justicia civil fue una introducción en el congreso del MPN de Jorge Sapag (sí, Sapag!). Alfonsín proponía dejar el juzgamiento de los militares a la justicia militar, pero tuvo que negociar esta cláusula con el MPN para que le pasaran la ley en el Congreso, porque el PJ no se la pasaba.

Pero dejemos de lado esos detalles. Se nos dice que Alfonsín debe ser recordado por haber sido en su gobierno que se juzgó a los militares, como en ningún otro lugar de América latina, más allá de que luego se sancionaran las leyes del perdón y se dieran varios pasos atrás en el avance realizado. Puede ser, puede que no.

En mi opinión, mientras que la política de DD.HH. de Alfonsín reportó más daños que beneficios, la política de DD.HH. de Carlos Menem reportó más beneficios que daños. Es una opinión fundada en un balance que obvia cualquier tipo de simpatías, evitando la demonización de Menem y la hagiografización de Alfonsín. Efectivamente, sólo se trata de contar para un lado y para el otro. La hipótesis? La tibieza del gobierno de Alfonsín engendró los conservadores indultos del menemismo.

Si en vez de pactar Alfonsín hubiera desarticulado el poder militar recurriendo al apoyo popular y a la movilización, ambos muy intensos durante la década del 80, el menemismo, carente de movilización a principios de los noventa en una sociedad atomizada por la hiperinflación, no se hubiera visto en la necesidad de indultar para ceder algo al poder militar en su estrategia de estabilización política. Mientras que la tibieza del Alfonsín no le permitió ni desarticular el poder militar para fundar un régimen democrático estable ni tampoco impulsar una verdadera política de castigo a los culpables, en cambio la política indultista de Menem aunque sea le permitió contar con el apoyo de las segundas líneas militares para reprimir los levantamientos, elemento clave en su estrategia de estabilización democrática.

Hipótesis arriesgada, pero creo que cierta. La tibieza socialdemócrata puede ser peor que el conservadurismo liso y llano. Buen programa político el del radicalismo: gobernar con honestidad y con incapacidad absoluta de fundar ley y orden, porque para eso tenemos al peronismo.


3 comentarios:

  1. Me gusta, porque nos deja leer la política de derechos humanos de este gobierno y el anterior a la luz del peronismo (llámenlo menemismo si quieren, es lo mismo) y no, en cambio, de sus históricos enemigos políticos (algo que hasta los K intentaron hacer al acercarse a esa figura casi muerta-hagiografizada de Alfonsín cuando le hicieron el busto, etc.). Todo lo cual ayuda a pensar, una vez más, y en una línea que comparto, que éste es un gobierno de continuidades y no de rupturas (i.e., un gobierno de derecha).

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  2. "Alfonsín enjuició a los militares cuando todavía en vez de mearse encima ellos, se meaban encima los que los veían por la tele y en el juicio. (¿Te acordás? Lo debés haber visto en un documental de canal Encuentro)"

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  3. Nada nuevo. 'Cuanto peor, mejor.' En particular, ni la atribuida tibieza ni esta caracterización del juicio a las juntas son 'hipótesis arriesgadas' sino opiniones añejas que fueron muy comunes desde los '80 mismos; y largamente discutidas.

    Para intentar descripciones del mundo más precisas y políticamente eficaces, y que avance el debate, sería interesante que no simules ignorancia y que no presentes como propias letanías seculares. Algún día se puede empezar.

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